Es la frase con la que abre Cicloweb. Coincido totalmente, una victoria antológica, sin duda la mejor en el Giro de su carrera. Sin recuerdo mal, llevaba hasta antes de esta edición 3 etapas en el Giro, las dos de 2003 en la primera semana y la de Prato Nevoso el año que ganó el Giro del 2000 (eso sin contar las dos victorias 'dopadas' de 2002). Un Giro curioso aquel, donde ganó gente como Quaranta (dos etapas), Hruska (el prólogo y la cronoescalada a Sestrieres), Rubiera (desde ese año no ha ganado nada), el hermano de Igor (Alvaro), Cassani (actual comentarista pestoso de la RAI) y un sinfin de nombres curiosos cuanto menos.
Garzelli supone uno de los casos más raros de italianos que se recuerdan. Pasó a profesionales habiendo terminado su periplo sub23 y eso es reseñable. En los últimos 15 años, ningún corredor italiano que no pasa a profesionales antes de los 23 años, ha triunfado. Aunque como en todas las reglas siempre hay excepciones, en este caso 2: Ballan y el propio Garzelli. Y la aparición de Garzelli en escena fue fantástica. Fue 9º, con 24 años y debutando en el Giro. Desde los 90 hasta hoy, solo se recuerdan dos casos que hayan mejorado esas prestaciones, el de Berzin en el 94 (y sobran comentarios) y el de Cunego 10 años después. Este año parece que el pequeño de los Schleck también va a mejorar ese rendimiento.
Ayer escuchando a Bulbarelli en la RAI, me pareció escuchar que Garzelli tiene novia española, valenciana más concretamente. Me resulto curioso, ya que me suena que su primera novia, a la que dedicó antes que a su padre su primer y único Giro, no era española. Pero vamos, es un detalle sin importancia. Lo que si es importante es comentar lo que hizo ayer Garzelli. Se pegó una cabalgada de las que marcan época. Menos mal que desistí a ver el esperpento, y me quedé sentado en el ordenador, escuchando de fondo la RAI. Garzelli se hizo los últimos 50 kilometros de la etapa a una velocidad superior a los 45 por hora, sin ayuda ninguna, y rodando por un perfil escarpado, con puerto de 3ª incluido. Después de cansarme de escuchar el regozo de Cassani acerca de semejante gesta, decidí levantarme a ver los últimos kilometros. Quien me mandaría. Como si de Lance Armstrong se tratara, Garzelli ejecutaba el molinillo con una cadencia inverosímil, y donde 5 hombres no podían recortarle ni un segundo. Digno del mismísimo Jens Voigt.
Con todo esto, este se convierte en uno de los mejores Giros de Garzelli. Sucumbió el día de Le Tre Cime di Lavaredo, para poder tener margen en las etapas que quedan. Un buen balance para otro varesino (que tendrá esa zona) que triunfa en el Giro. Ayer, y siendo una de las jornadas más heroicas que se recuerdan, fue I giorni belli di Garzelli.
Xaby
Garzelli supone uno de los casos más raros de italianos que se recuerdan. Pasó a profesionales habiendo terminado su periplo sub23 y eso es reseñable. En los últimos 15 años, ningún corredor italiano que no pasa a profesionales antes de los 23 años, ha triunfado. Aunque como en todas las reglas siempre hay excepciones, en este caso 2: Ballan y el propio Garzelli. Y la aparición de Garzelli en escena fue fantástica. Fue 9º, con 24 años y debutando en el Giro. Desde los 90 hasta hoy, solo se recuerdan dos casos que hayan mejorado esas prestaciones, el de Berzin en el 94 (y sobran comentarios) y el de Cunego 10 años después. Este año parece que el pequeño de los Schleck también va a mejorar ese rendimiento.
Ayer escuchando a Bulbarelli en la RAI, me pareció escuchar que Garzelli tiene novia española, valenciana más concretamente. Me resulto curioso, ya que me suena que su primera novia, a la que dedicó antes que a su padre su primer y único Giro, no era española. Pero vamos, es un detalle sin importancia. Lo que si es importante es comentar lo que hizo ayer Garzelli. Se pegó una cabalgada de las que marcan época. Menos mal que desistí a ver el esperpento, y me quedé sentado en el ordenador, escuchando de fondo la RAI. Garzelli se hizo los últimos 50 kilometros de la etapa a una velocidad superior a los 45 por hora, sin ayuda ninguna, y rodando por un perfil escarpado, con puerto de 3ª incluido. Después de cansarme de escuchar el regozo de Cassani acerca de semejante gesta, decidí levantarme a ver los últimos kilometros. Quien me mandaría. Como si de Lance Armstrong se tratara, Garzelli ejecutaba el molinillo con una cadencia inverosímil, y donde 5 hombres no podían recortarle ni un segundo. Digno del mismísimo Jens Voigt.
Con todo esto, este se convierte en uno de los mejores Giros de Garzelli. Sucumbió el día de Le Tre Cime di Lavaredo, para poder tener margen en las etapas que quedan. Un buen balance para otro varesino (que tendrá esa zona) que triunfa en el Giro. Ayer, y siendo una de las jornadas más heroicas que se recuerdan, fue I giorni belli di Garzelli.
Xaby