En los varios foros que frecuento, siempre he comentado lo poco vistoso que es para el espectador Alejandro Valverde. Lo equiparo al juego de Capello en un simil con el fútbol. Sabedor de su gran velocidad punta (no me cabe ninguna duda que si quisiera, ganaria sprints en vueltas grandes), la utiliza como su UNICA arma. Siempre prefiere no arriesgar y jugarse ese as que la naturaleza le dió. Lo que pasa que hay veces que no te vale solo con eso, como se vio en la última Vuelta a España. Pudiendo haber eliminado a Vinokourov en la primera semana, lo dejó vivo y el kazajo no perdonó cuando tuvo la más mínima oportunidad.
Ahora bien, mañana se disputa la Amstel Gold Race. Es el primero de los dos objetivos claro de Valverde de este año (el otro es el Tour). Se ha cansado de repetir que quiere desquitarse de su "decepcionante" participación el año pasado en la carrera holandesa. Eso si, esta carrera puede converstirse en su maldición, ya que si echamos la vista atrás recordaremos que Alejandro abandonó tras una caida en el Tour del año pasado en la etapa que acababa donde acaba mañana la clásica de la cerveza, en el Cauberg.
Mañana Alejandro no necesitará atacar. Necesitará que Purito le lleve de la mano hasta la victoria, como hizo el año pasado en Lieja. Si Alejandro consigue llegar al Cauberg en el grupo de cabeza, será el vencedor salvo sorpresa mayúscula. Asi que, en gran medida, todas nuestras miradas deberán estar pendientes mañana de Purito. El tiene la llave de la carrera. La llave de la victoria. Alejandro se encomendará a él, y por ello, pienso que mañana seguirá con su actitud de siempre. Eso si, en el Tour creo que es donde debe cambiar su filosofía. Alli probablemente si que necesitará distanciar a sus rivales, sobre todo a Basso (si es que le dejan correr). Ahí si que tendrá que atacar. Ahí si que será la hora de la verdad para Alejandro, ya que mañana, puede hacer lo de siempre y respaldarse en Purito. La hora de la verdad no llega hasta Julio.
Xaby
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